26.1.10

Besos

Son besos, solo besos: cuatro paredes redondas que se unen con física de hierba pisada, ángulos, cuerpos que pierden y recuperan su volumen. Así, como si nada pasara por el hilo invisible -vacío, diría yo- de quienes no perciben la usura de sentirse solos.
Son solo besos, bocanadas de certeza, naufragios de esperanza.

19.1.10

Líneas

En la luz cóncava
de la tarde, un avión
traza un surco de espuma,
una raya en el agua.

13.1.10

La hipnotizadora



Desde algún rincón de mi infancia sé que la lluvia es una hipnotizadora que, para engañarnos, se vale de sus manos frías y largas. De esta forma, vencidos por la sugestión, percibimos las gotas de cristal como islas transparentes, células que se funden en ríos hondos, imprevisibles aristas hacia abismos desconocidos. Entonces, el dios de la lluvia te devuelve, como un pez casi asfixiado, al cristal empañado por el que mirabas, al mar, a la lente oceánica de la muerte.

10.1.10

Robadora

¿Dime robadora
que te mereci?
¿Qué ganas agora?
¡Que muera por ti!
Yo siempre sirviendo,
tú siempre olvidando;
yo siempre muriendo,
tú siempre matando.
Yo soy quien t’ adora,
y tú contra mí;
¿Qué ganas agora?
¡Que muera por ti!

Anónimo: Cancionero de Uppsala.