8.11.11

Horror gafi

Que, a los cuarenta, un jinete metálico te fustigue las ijadas de la nariz, bien podría servirte de aviso para lo que ha de venir.

Que, como un rey desnudo, veas la vida subyugado por una lente transparente que se nubla al elevar la mirada, da que pensar, y tanto.

Y que, además, necesites de su tranco corto para reconocer la gruesa piel del mundo, mejor no imaginarlo.

2 comentarios:

  1. Je, je, muy bueno. Y tanto que da que pensar.

    Un abrazo presbítico.

    ResponderEliminar
  2. Y esto es sólo el principio.
    Mejor tomarlo con humor, besos.

    ResponderEliminar